No sé si se han enterado, pero me han dicho que este año se cumplen cuatrocientos años de la muerte de dos de los más importantes escritores a nivel mundial: Cervantes y Shakespeare ¡¡¡Y uno de ellos es nuestro!!! Deberíamos estar celebrándolo a lo grande y presumiendo y haciendo eso que llaman Marca España, propagando al mundo la suerte que tenemos de contar con un gigante de la literatura universal.
Pero el pobre Cervantes no sabía que cuatrocientos años después de su muerte se iba a encontrar con un país que casi parece que se haya olvidado de él. Por supuesto hay muchos actos previstos para conmemorar este aniversario, más de 200 acciones tanto nacionales como internacionales alrededor de Cervantes: teatro, música, exposiciones, libros, actividades para niños y adultos… pero aún así, no dejo de preguntarme porqué hay tan poca información sobre el tema y porqué se ha hecho tan poca publicidad del Año Cervantes.
Y la que se ha hecho al más alto nivel ha llegado tarde y mal. Digo tarde, porque estas cosas se anuncian con un poco de previsión y no en el mes de febrero del año en cuestión. Y digo mal, porque la acciones no son las que esperaban los implicados en el evento y además porque anunciar algo este febrero que no fuera un pacto de investidura iba a caer en saco roto. Es más si te metes en la web del Ministerio de Cultura, hay una pequeña llamada que te conduce a la web del IV Centenario, pero ni en la web de Presidencia, ni de los otros ministerios hay mención alguna.
Eso que estamos hablando de Cervantes, ese señor que escribió El Quijote, una de esas obras maestras de la literatura universal. Vamos, que no es un pringado cualquiera. Que hay un Instituto que lleva su nombre y promociona el castellano por todo el mundo y tiene un premio de literatura que es el más prestigioso de habla hispana. Que además de El Quijote, ha escrito unas obras por las que ya pasaría a la historia de la literatura española como Rinconete y Cortadillo, La Galatea o las Novelas Ejemplares, además de obras de teatro y poesía.
Sabíamos que 2016 era el IV centenario de la muerte de Cervantes desde 1616. Y aquí que somos muy de celebrar todas las fechas significativas, acabamos de ver miles de reportajes sobre el 23-F por sus treinta años por poner un ejemplo, y ¿nos hemos olvidado de esta?
Y si este aniversario está siendo tan discreto, imagínense lo que va a pasar con otras conmemoraciones que también deberían que celebrarse este año, como el centenario del nacimiento de un tal Camilo José Cela (con un Premio Nobel a sus espaldas) o el quinto centenario de la muerte de un tal Fernando El Católico (que sentó las bases de eso de lo que ahora hablan tanto, la unidad de España) o el ochenta aniversario del inicio de la Guerra Civil Española (de tan nefasto recuerdo, pero que no hay que olvidar).
Esperemos que a pesar de la dejadez institucional, los actos previstos sean un gran éxito y la gente se acerque a conocer más cosas sobre la vida y obra de Cervantes. Siempre es interesante releer a los clásicos, porque muchas de sus aportaciones siguen siendo muy válidas hoy en día.
Y para acabar, una curiosidad sobre la fecha concreta de la efeméride de estos dos genios de la literatura. Siempre se ha dicho que Cervantes y Shakespeare murieron el mismo día, el 23 de abril de 1616, pero no es cierto. Cervantes murió un día antes, pero como en aquella época el día que importaba era el del entierro, su muerte consta el 23 de abril. Y Shakespeare sí que murió el 23 de abril, pero solo para los ingleses de aquella época, ya que estos no habían adoptado el calendario gregoriano que había adelantado diez días el calendario de los países católicos. Por eso su muerte fue el 23 de abril para los ingleses y el 3 de mayo para los católicos. Pero eso no importa para que el 23 de abril sea la fecha elegida para conmemorar ambas muertes con la celebración del Día Internacional del Libro.